La emoción es el motor del aprendizaje

 

Por: Claudia Alarcón

Fonoaudióloga- Mapolapala
Especialista en Desarrollo del lenguaje
 U. de Rosario

¿Cuándo fue la última vez que algo le causó una emoción positiva en su vida? Haga memoria. Quizás una sorpresa, algo que no esperaba, o una situación que despertó su interés totalmente.  Seguro que, si hace una pausa y empieza a recordar el hecho, es posible que se vuelva a emocionar de nuevo con la misma intensidad de cuando lo vivió. ¿Se ha puesto a pensar por qué sucede esto?

Lo seres humanos somos primero emocionales y luego pensantes. Es por eso que la mayoría de las acciones de los seres humanos –por no decir que todas-  están acompañadas de una emoción.

Existen situaciones que nos generan distintas emociones, positivas o negativas: felicidad, sorpresa, ira o miedo, entre muchas otras.   La educación actual debe ser consciente de esta situación, y buscar que su estrategia pedagógica   despierte el interés de los estudiantes para producir emociones positivas, que en poco tiempo se transformaran en valiosos aprendizajes.

Lo más importante es considerar al niño como un individuo único, un niño que aunque comparte aspectos físicos, emocionales y espirituales, tiene características particulares que lo identifican y lo diferencian de otros.

En este sentido, el neurodesarrollo y la neuroeducación juegan un papel determinante; entendiendo que, por un lado, cada individuo tiene de base una información genética y ontogenética que lo predispone para aprender,   y   por el otro,  que  el ambiente estimula y  provee información y experiencias que contribuyen de manera directa con el  aprendizaje.

Es muy importante tener claro que el cerebro humano se desarrolla paso a paso; en cada edad aparecen determinadas destrezas y habilidades, que son pre- requisito para que el niño  aprenda, comprenda e interiorice la información del medio en el que se encuentra y la utilice de manera adecuada en la interacción con él mismo y con los demás;  pero adicionalmente, como educadores, somos responsables de ofrecer esta información  desde la emoción, despertando la atención y la curiosidad, ya que estas abren la puerta del aprendizaje, tal como lo afirma el español Francisco Mora, doctor en neurociencia, cuando dice “solo se aprende aquello que se ama”.

La educación de los niños  en los primeros años, debe desarrollarse en un ambiente especial, que les permita el contacto con el medio, vivirlo y experimentarlo: mirando, tocando y escuchando, especialmente a través del juego, todo esto, de la mano de personas expertas y responsables, que valoren la individualidad de cada ser, respeten el ritmo de su desarrollo, y lo más importante, estén dispuestos a despertar las emociones de los estudiantes para que construyan su aprendizaje de una manera especial, y sobre todo, inolvidable.




Comment
  1. Patricia Talero

    Excelente documento!!

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